INFORMACIÓN
SOBRE LA SQM
(SENSIBILIDAD
QUÍMICA MÚLTIPLE)
(segunda
edición)
Autora: María
Argentina Rey Fernández
(Médico, afectada de
Sensibilidad Química Múltiple)
ASOCIACIÓN SQM-EHS GALICIA
(Asociación de Afectados e Afectadas de Sensibilidade Química Múltiple,
Electrohipersensibilidade e outras enfermidades ambientais)
INFORMACIÓN
SOBRE LA SQM
(SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE)
(segunda edición, noviembre 2019)
Autora: María
Argentina Rey Fernández
(Médico, afectada de
Sensibilidad Química Múltiple)
ASOCIACIÓN SQM-EHS GALICIA
(Asociación de Afectados e Afectadas de Sensibilidade Química Múltiple,
Electrohipersensibilidade e outras enfermidades ambientais)
Ilustraciones: Lucía Pérez Alonso
Maquetación: María José Gómez Alvite
ÍNDICE
PÁGINAS
1.
DEFINICIÓN…………………………………………………………….4
2.
HISTORIA DE LA ENFERMEDAD……………………………..4
3.
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS ADOPTADOS POR CONSENSO INTERNACIONAL EN
1999 (BARTHA Y COLABORADORES)..5
4. RECONOCIMIENTO Y CODIFICACIÓN DE LA
SQM…………..6
5.
DESENCADENANTES
DE LA SQM…………………………….7
6. PRODUCTOS QUÍMICOS IDENTIFICADOS COMO
DESENCADENANTES DE SQM EN EXPOSICIONES ÚNICAS O REITERADAS…………………………………………………..8
7.
DIAGNÓSTICO DE LA SQM…………………………………...9
8. SÍNTOMAS DE LA SQM……………………………………….11
9. GRADOS DE AFECTACIÓN DE LA SQM………………………18
10.
EVOLUCIÓN…………………………………………………..20
11.
IMPACTO
DE LA SQM EN LA CALIDAD DE VIDA……………21
12. ABORDAJE TERAPÉUTICO…………………………………...23
13. OTRAS COSAS QUE DEBÉIS SABER SOBRE LA SQM………26
14. BIBLIOGRAFÍA……………………………………………….28
INFORMACIÓN SOBRE LA SQM (SENSIBILIDAD QUÍMICA
MÚLTIPLE)
1. DEFINICIÓN
LA SENSIBILIDAD QUÍMICA MÚLTIPLE es una enfermedad adquirida, crónica, compleja y
persistente, que se caracteriza por la pérdida progresiva de tolerancia a
productos químicos diversos, estructuralmente no relacionados entre sí.
Sus síntomas son reproducibles con la exposición química
repetida y aparecen ante niveles muy por debajo de los rangos establecidos como
límite de exposición profesional.
2. HISTORIA DE LA ENFERMEDAD
Los primeros casos de SQM fueron comunicados a mediados del
siglo pasado por el alergólogo estadounidense Theron Randolph y desde entonces,
no han dejado de aumentar.
Su causa es desconocida.
Se han barajado diversas hipótesis sobre su origen (genética,
anatómica, neurológica y alteraciones cognitivas, química, de sensibilización
alergénica y respuesta olfativa, psicológica y /o psiquiátrica, sobreproducción
de óxido nítrico o alteraciones del estado redox de las mitocondrias), sin que
hasta el momento se haya podido comprobar plenamente ninguna de ellas.
A medida que se avanza en el conocimiento de la SQM, cada vez
son menores los trabajos que hacen referencia a un origen psicopatológico, predominando
los trabajos que enfocan la investigación hacía un origen orgánico-tóxico.
En 1999 ya se afirmaba que había evidencia científica suficiente
para pensar que la exposición humana a compuestos químicos a niveles pensados
como seguros años atrás, podían ser más perjudiciales de lo previsto.
Entre las líneas de investigación actuales se apunta la
conveniencia de indagar en los efectos que puede tener la combinación de dos o
más contaminantes actuando por vía similar, debido al carácter impredecible de
los efectos de estas combinaciones.
Los estudios realizados hasta la fecha apuntan a un posible
origen multifactorial, en el que parecen intervenir diversos mecanismos que
alterarían los tres grandes sistemas encargados de mantener la homeostasis o el
equilibrio del organismo: sistema nervioso central (SNC), sistema inmunológico
y sistema endocrinológico.
Hasta 1967 se creía que su causa era una alergia, hipótesis que
se descartó al poder medir las inmunoglobulinas y practicar test de
sensibilidad cutánea, que en los enfermos de SQM son normales.
En 1987 un grupo de trabajo de la universidad de Yale (EEUU),
dirigido por el Dr. Cullen, publicó diversos estudios basados en trabajadores
que desarrollaban síntomas de SQM y estableció una primera definición de la
enfermedad.
En 1989 se determinaron los criterios diagnósticos iniciales en
una primera conferencia de consenso, que sería la base de los criterios
adoptados por Consenso Internacional en 1999 en una segunda conferencia,
vigentes en la actualidad.
3.
CRITERIOS
DIAGNÓSTICOS ADOPTADOS POR CONSENSO INTERNACIONAL EN 1999 (BARTHA Y
COLABORADORES)
1) Los síntomas son
reproducibles con la exposición química repetida.
2) La condición es crónica.
3) Niveles bajos de exposición
ocasionan manifestaciones del síndrome (dichos niveles son más bajos que
los usuales o previamente tolerados).
4) Los síntomas mejoran o se
resuelven cuando los incitantes son eliminados.
5) Las respuestas se presentan
a múltiples sustancias sin relación química.
6) Los síntomas implican
múltiples sistemas orgánicos.
4. RECONOCIMIENTO Y CODIFICACIÓN DE LA
SQM
La Organización Mundial de la Salud (OMS) es la responsable de
la revisión periódica de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y
de la adjudicación de los códigos que corresponden a cada una de ellas.
Ningún país puede variar la estructura de la clasificación ni
crear nuevos códigos.
Para simplificar la búsqueda de las diferentes enfermedades en
el índice alfabético, la OMS permite la creación de MODIFICACIONES CLÍNICAS por
las que han optado países como Austria o Alemania.
El código de la CIE 10 es el T 78.4, "alergia no
especificada".
En España en 2014, se codificó en la CIE 9 MC (CIE 9
modificación clínica) dentro del grupo de "alergias no
específicas"(Código 995.3).
5.
PREVALENCIA
DE LA SQM
No es fácil conocer la incidencia de la enfermedad dado que no
existen estudios epidemiológicos poblacionales suficientemente amplios.
Se considera que está infradiagnosticada.
Que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no la reconozca
como enfermedad y le adjudique un código propio en la Clasificación
Internacional de Enfermedades (CIE), contribuye a que los médicos no la
diagnostiquen o que su diagnóstico se diluya entre otras enfermedades (en el
caso de España entre las alergias sin especificar aunque no sea una alergia ni
tenga nada que ver con ellas).
Se estima que su prevalencia es del 0,2 al 4%, con un claro
predominio de mujeres entre las personas afectadas.
Su frecuencia es mayor en países industrializados y en zonas
urbanas por la mayor contaminación.
El sesgo de género sería debido al mayor porcentaje de grasa
corporal en las mujeres que las convertiría en bioacumuladoras químicas de las
sustancias liposolubles, facilitando además los estrógenos la llegada de
productos que afectan al sistema nervioso central, haciendo que el cerebro de
las mujeres se vea más afectado que el de los hombres aún cuando estén
expuestos a una misma cantidad de sustancias químicas. La carencia de reservas
de hierro por la menstruación en edad reproductiva, haría también más
vulnerable el cerebro de las mujeres a los químicos ambientales.
6.
DESENCADENANTES
DE LA SQM
La SQM se puede desencadenar por la exposición única o reiterada
a uno o más productos químicos.
Las investigaciones confirman que la exposición a productos
químicos a niveles considerados años atrás como "seguros", pueden ser
más perjudiciales de lo que se creía y que la combinación de dos o más de ellos
puede ser impredecible multiplicando el riesgo.
7.
PRODUCTOS
QUÍMICOS IDENTIFICADOS COMO DESENCADENANTES DE SQM EN EXPOSICIONES ÚNICAS O
REITERADAS
- Biocidas y plaguicidas (insecticidas organofosforados,
organoclorados, carbamatos, piretroides).
- Hidrocarburos (gasoil, gasolina, disolventes).
- Irritantes (glutaraldehido, compuestos de cloro).
- Compuestos orgánicos volátiles (síndrome del edificio
enfermo).
Fueron los principales productos químicos identificados como
desencadenantes de SQM en una serie de 52 casos publicada por el Hospital
Clínic de Barcelona en la revista "Medicina Clínica", siendo la
exposición laboral en el 59,6% de los casos.
Otros compuestos identificados como productores de SQM, son los
siguientes:
- Disolventes orgánicos, pinturas y lacas para acabados (xileno,
cloruro de metileno, destilados de petroleo, éteres de glicoles,
tricloroetano).
- Humos diversos y humos de soldaduras.
- Productos de limpieza (lejía, amoniaco, salfumán, zotal).
- Sustancias químicas diversas (freón, formaldehído, etanol,
ácido nítrico, ácido clorhídrico, toluendisocianato).
- Colonias, perfumes, cremas corporales, jabón, gel de baño,
cosméticos, laca, etc.
- Ambientadores.
- Detergentes y suavizantes para la ropa.
- Gasolina, asfalto.
- Metales (níquel, plomo).
- Polvo (madera, remolacha, azúcar).
- Alimentos, bebidas alcohólicas.
- Muebles.
- Papel, tinta de periódicos y revistas.
- Pegamento.
- Betún.
- Edificios nuevos.
- Otros.
8.
DIAGNÓSTICO DE LA SQM
Al no existir en la actualidad biomarcadores específicos que permitan
confirmar la enfermedad, la detección y el diagnóstico de la SQM se basa en:
·
CRITERIOS
CLÍNICOS
- Síntomas referidos por la persona afectada.
- Historia de exposición química.
Como apoyo se utilizan cuestionarios que permiten identificar los agentes
desencadenantes de los síntomas y cuantifican la gravedad y la repercusión de
la enfermedad sobre las actividades de la vida diaria.
El cuestionario de autoevaluación QEESI (Quick Environmental Exposure and
Sensitivity Inventory) es el más utilizado.
Con una sensibilidad del 92% y una especificidad del 95%, puede diferenciar
a las personas sensibles de los controles y está validado como un instrumento
fiable, sensible y específico para medir la SQM, utilizándose en la práctica
como criterio de gravedad y de pronóstico evolutivo de la enfermedad.
No existen analíticas ni pruebas complementarias que permitan confirmar el
diagnóstico, pero deben realizarse para excluir otras enfermedades.
El desconocimiento de la enfermedad dentro del propio Sistema Sanitario
dificulta su diagnóstico y con frecuencia, las personas afectadas son derivadas
a diferentes especialistas, incluso durante años. El retraso diagnóstico agrava
la enfermedad y tiene consecuencias físicas, psicológicas y sociales tanto para
las personas afectadas como para sus familias.
Es importante que los profesionales sanitarios aprendan a sospechar su
existencia, estando alerta a la posible relación causal de los síntomas con la
exposición a productos químicos.
La entrevista clínica es fundamental para detectar síntomas y signos,
preguntando por el entorno químico, tanto laboral como personal, anterior y
actual.
El uso en atención primaria del cuestionario QEESI ante la sospecha de SQM
ayudaría a evitar el retraso diagnóstico.
El examen físico de los pacientes con SQM debe ser sistemático, observando
especialmente la aparición de signos en los diferentes sistemas que pueden
estar afectados: eritemas, ronquera, trastornos del habla o de la atención,
hiperactividad motora, bradipsiquia, descoordinación motora, distensión o
aumento del perímetro abdominal, taquipnea, taquicardia, arritmias,
vulvovaginitis, asterixis (flapping tremor) o cualquier otro que esté presente
durante las reagudizaciones.
Una vez realizado el diagnóstico, es importante que figure en la historia
clínica de forma clara y visible, ya que va a condicionar el manejo posterior
en cuanto a cuidados generales y tratamiento, siendo necesario anotar los
productos químicos desencadenantes así como las reacciones (síntomas y signos)
que le producen.
Hay que tener siempre presente que pueden aparecer reacciones a sustancias
previamente toleradas, medicamentos, alimentos e incluso bebidas alcohólicas
que antes no ocasionaban problemas.
9. SÍNTOMAS DE LA SQM
Los síntomas son diversos, variables en gravedad, intensidad,
frecuencia y duración.
Implican a diferentes órganos y sistemas: cardiovascular,
endocrino, hepático, inmunológico, psicológico, neurocognitivo, neurológico,
ginecológico, andrológico y en piel y mucosas.
Una vez desarrollada la enfermedad, van a aparecer con cada
nueva exposición química.
Sustancias químicas similares pueden originar síntomas
diferentes en una misma persona.
Además de al síntoma en sí mismo, hay que prestar atención a sus
cualidades: circunstancias en las que aparece en relación con la exposición,
duración, recurrencia y cronicidad.
Si bien los síntomas disminuyen o desaparecen cuando cesa la
exposición, dependiendo de la intensidad de ésta, de la existencia de recaídas
previas próximas en el tiempo, de la carga química previa, del grado de SQM y
de la persistencia en el organismo del producto químico, los síntomas pueden
persistir horas, días, semanas (a veces, incluso, meses) dificultando la
recuperación de las reagudizaciones y agravando la enfermedad.
A lo largo del tiempo los síntomas pueden aparecer con
sustancias previamente toleradas, produciéndose el FENÓMENO DE SPREADING O
PROPAGACIÓN, con tendencia al aumento del número de sustancias químicas
estructuralmente no relacionadas entre sí, ante las que la persona afectada
reacciona con aumento de los síntomas y de su intensidad.
Pueden aparecer intolerancias a bebidas alcohólicas y a
alimentos o medicamentos que previamente no ocasionaban problemas.
SÍNTOMAS RESPIRATORIOS
- Dificultad respiratoria (disnea)
- Tos
- Afonía
- Ronquera
- Irritación de garganta
- Rinitis (aumento de secreciones, congestión nasal, prurito,
estornudos, exudación retrofaríngea)
SÍNTOMAS CARDIOVASCULARES
- Dolor en el pecho
- Palpitaciones
- Latidos irregulares
- Taquicardia
- Hipertensión arterial
- Hipotensión arterial
SÍNTOMAS DIGESTIVOS
- Dolor abdominal
- Diarrea recurrente
- Estreñimiento
- Náuseas
- Vómitos
- Espasmo esofágico
- Reflujo
- Retención de gases
- Hinchazón abdominal
- Cambios de apetito
- Problemas para la digestión de los alimentos
- Anorexia
SÍNTOMAS MUSCULOESQUELÉTICOS
- Dolor muscular
- Dolor articular
- Tensión muscular
- Debilidad en las piernas y en los brazos
- Rigidez general
- Calambres en los dedos de los pies y en las piernas
SÍNTOMAS DERMATOLÓGICOS
- Enrojecimiento
- Picor (prurito)
- Irritación cutánea
- Sequedad de la piel
- Eczema
- Descamación
- Sensación de hinchazón facial
SÍNTOMAS NEUROLÓGICOS Y COGNITIVOS
- Dolor de cabeza
- Pesadez, tensión o presión en la cabeza
- Sensación de presión en la cara y el cuero cabelludo
- Confusión
- Desorientación
- Sensación de embotamiento, aturdimiento
- Dificultad de concentración
- Sensación de falta de equilibrio
- Tropezar, arrastrar los pies
- Convulsiones
- Hormigueo en los dedos de manos y pies
- Entumecimiento en los dedos de manos y pies
- Pérdida de consciencia
- Espasmos musculares
- Sensación de torpeza
- Desmayo
- Frío o coloración azulada en uñas y dedos
- Problemas para enfocar la vista
- Visión doble
- Insomnio
- Sensación incontrolable de sueño
- Problemas de dicción
- Tendencia a dar respuestas cortas
- Dificultades de memoria
- Problemas de escritura
- Problemas de cálculo numérico
- Dificultad para tomar decisiones
- Temblor de manos
- Ausencias
- Fatiga
SÍNTOMAS OCULARES
- Picor, escozor, quemazón, hormigueo
- Enrojecimiento
- Lagrimeo
- Sequedad e irritación de los ojos
- Sensación de arenilla en los ojos
- Fotofobia (la luz intensa resulta molesta)
- Dificultad para abrir los ojos al despertar
- Crisis de visión borrosa o visión doble
- Dolor focalizado en las órbitas
- Fatiga ocular
SINTOMAS AFECTIVOS
- Tensión nerviosa
- Irritabilidad
- Nerviosismo
- Cambios de humor
- Llanto incontrolado
- Furia repentina
- Falta de motivación
- Depresión
- Pensamientos de suicidio
- Alteraciones del sueño
- Ansiedad
SÍNTOMAS GENITOURINARIOS
- Vaginitis
- Trastornos de la menstruación
- Dolor
- Retención urinaria
- Disuria
- Impotencia
OTROS
- Malestar general
- Sensación de cansancio, letargo
- Astenia
- Mareos
- Transpiración
- Fiebre
- Sensación de preocupación
10. GRADOS DE AFECTACIÓN DE LA SQM
Aunque no existen clasificaciones plenamente validadas, en
España se utiliza la Clasificación SANOXA del Hospital Clínic de Barcelona,
basada en la puntuación del QEESI.
Valora de forma escalonada los diferentes grados de afectación
del I (leve) al lV (grave).
CLASIFICACIÓN SANOXA DEL HOSPITAL CLÍNIC DE BARCELONA. GRADOS DE
GRAVEDAD
GRADO O
El paciente no reúne los criterios clínicos de SQM establecidos
por Consenso Internacional en 1999.
Su puntuación en las escalas 1 y 3 del QEESI es inferior a 40
puntos.
GRADO I
El paciente reúne los criterios clínicos de SQM establecidos por
Consenso Internacional en 1999 y nota síntomas que le provocan molestias
tolerables, (es más un incremento de la percepción fisiológica que una
auténtica enfermedad).
Su puntuación en la escala 1 ó 3 del QEESI es superior a
40 puntos.
GRADO II
El paciente reúne los criterios clínicos de SQM establecidos por
Consenso Internacional en 1999 y nota síntomas que alteran su salud.
No usa mascarilla.
No ha tenido que cambiar de domicilio por este motivo.
Puntuación
en las escalas 1 y 3 del QEESI > 40 puntos
GRADO III
El paciente reúne los criterios clínicos de SQM establecidos por
Consenso Internacional en 1999 y nota síntomas que alteran su salud.
Usa mascarilla de forma esporádica o ha cambiado de domicilio
por este motivo.
Su puntuación en las escalas 1 y 3 del QEESI es superior a 40
puntos.
Su puntuación en la escala 4 del QEESI es inferior a 6 puntos.
GRADO IV
El paciente reúne los criterios clínicos de SQM establecidos por
Consenso Internacional en 1999.
Nota síntomas frente a muchísimos productos, lo que provoca una
alteración muy grave en su estado de salud.
Usa mascarilla de forma casi continua y ha cambiado de domicilio
por este motivo.
Vive prácticamente confinado en su domicilio y está en
permanente estado de alerta química.
Su puntuación en las escalas 1 y 3 del QEESI es superior a 40
puntos.
Su puntuación en la escala 4 del QEESI es inferior a 4 puntos.
Se admiten clasificaciones intermedias:
I-II , II-III , III- IV.
Si el paciente es fumador activo o pinta (acuarelas, óleos) se
debe restar un grado a la clasificación obtenida por los criterios anteriores.
11.
EVOLUCIÓN
La SQM es una enfermedad crónica y
persistente. Una vez establecida aparecerán manifestaciones clínicas con cada
nueva exposición química.
Es definitorio de la enfermedad que
la persona afectada desarrolle síntomas al exponerse a niveles en los que el
químico está muy por debajo de los rangos establecidos como Límites de
Exposición Profesional para Agentes Químicos.
Las exposiciones pueden no ser
aparentes, produciéndose a niveles tan bajos que resulten indetectables
olfativamente.
Los afectados aparecen crónicamente
enfermos, sin causa aparente, lo que hace dudar al entorno familiar, social,
laboral e incluso sanitario, llegando a considerar erróneamente que se trata de
una persona no enferma, rentista o simuladora, NADA MÁS LEJOS DE LA
REALIDAD.
En la evolución de la SQM van a
intervenir diferentes factores, entre los que destacan los siguientes:
1) TIEMPO DE EXPOSICIÓN
La exposición repetida a uno o más
productos químicos durante más de 6 meses es de mal pronóstico.
2) INTENSIDAD DE LA EXPOSICIÓN
A mayor intensidad , mayor daño.
Exposiciones únicas a dosis elevadas
de productos químicos, son suficientes para desencadenar la enfermedad.
3) TIPO DE PRODUCTO QUÍMICO
Cuanto mayor sea su capacidad de
persistencia en el organismo peor será el pronóstico evolutivo.
4) TIEMPO TRANSCURRIDO DESDE EL
INICIO DE LA ENFERMEDAD HASTA SU DIAGNÓSTICO
El pronóstico será peor cuanto más se
tarde en diagnosticar la enfermedad.
5) INTENSIDAD DE LOS SÍNTOMAS AL
DESENCADENARSE LA ENFERMEDAD
A mayor intensidad peor evolución.
6) EXISTENCIA DE ENFERMEDADES
ASOCIADAS
Fibromialgia, síndrome de fatiga
crónica, síndrome seco, colon irritable o cualquier otra enfermedad asociada
empeorarán el pronóstico.
7) CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN DE LA
PERSONA AFECTADA
La evolución será mejor cuanto más se
adapte la persona a las condiciones que le impone la enfermedad: evitación de
factores desencadenantes y pautas de comportamiento.
12. IMPACTO DE LA SQM EN LA CALIDAD DE
VIDA
La SQM disminuye drásticamente la calidad de vida de los
afectados dificultando sus relaciones con el entorno.
A las limitaciones en la accesibilidad al transporte, a los
edificios públicos y a otras instalaciones se unen las dificultades para
localizar un entorno adecuado para vivir, la pérdida de ingresos económicos, el
aumento de gastos que conlleva la enfermedad, la falta de apoyo del entorno
familiar, social y laboral, la inseguridad que genera la propia enfermedad, los
problemas para mantener una adecuada vida social que unidos a la incomprensión,
contribuyen al aislamiento de los afectados que se sienten infravalorados y
menospreciados por el propio Sistema Sanitario, ante el que deben
"demostrar" cada día que su enfermedad ES REAL.
Muchas SQM se desarrollan en el ámbito laboral, por
fumigaciones, vertidos de productos tóxicos en los lugares de trabajo o
permanencia en edificios enfermos.
Aunque la LEY DE PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES contempla y
protege a los "TRABAJADORES ESPECIALMENTE SENSIBLES", los
afectados se enfrentan a la incomprensión de sus propios compañeros, de las
empresas que se muestran reacias a adaptar los puestos de trabajo y de
las mutuas poco dispuestas a reconocer la enfermedad como un accidente de
trabajo.
La SQM debe de ser entendida como un problema de salud, en el
que es fundamental evitar la exposición a los desencadenantes, por eso es
importante que desde el Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la
empresa se realice una evaluación del puesto de trabajo y se tomen las medidas
oportunas para evitar riesgos innecesarios.
Una correcta adaptación del puesto de trabajo al inicio de la
enfermedad, puede prolongar la vida laboral de los afectados. En caso
contrario, si se mantienen las exposiciones en el ámbito laboral, las
reagudizaciones y las bajas serán continuas con el agravamiento de los síntomas
y de su intensidad.
En las fases sintomáticas de agudización será necesaria la baja
laboral pero si la enfermedad avanza y su gravedad aumenta, será necesaria la
incapacidad permanente.
13. ABORDAJE TERAPÉUTICO
La
SQM es un síndrome complejo y precisa un abordaje terapéutico multidisciplinar,
que deberá adaptarse al dinamismo de la enfermedad y a sus rápidos cambios de
sintomatología.
En
la actualidad no tiene un tratamiento curativo específico.
LA
MEDIDA MÁS EFICAZ ES EVITAR LAS REEXPOSICIONES.
Cualquier
posible intervención terapéutica irá encaminada a: mejorar la sintomatología,
tratar las enfermedades asociadas, mejorar las estrategias de
afrontamiento de la enfermedad (modificando los hábitos de vida y
proporcionando apoyo psicológico y social); y mejorar la calidad de vida.
Como
medidas generales se aconsejan la ventilación y aireación de los espacios en
los que se encuentran las personas afectadas, así como evitar la exposición a
los sensibilizantes químicos.
Es
importante realizar un adecuado CONTROL AMBIENTAL, entendido como un conjunto
de conductas encaminadas a evitar o minimizar al máximo la exposición y el
contacto con fuentes de riesgo para la salud. Es la herramienta fundamental que
permite paliar los efectos de la enfermedad mejorando la calidad de vida.
Creer
que exponerse a los productos químicos creará "tolerancia" y el
organismo acabará acostumbrándose, ES UN ERROR.
Con
el CONTROL AMBIENTAL se eliminan o reemplazan productos, objetos y sustancias
que contienen o generan elementos tóxicos y debe ponerse en práctica en cuanto
se diagnostique la enfermedad, debe incluir:
CALIDAD
DEL AIRE
En
interiores con ventilación adecuada y uso de purificadores de aire.
En
el exterior, alejándose de los focos de emisión de tóxicos (obras, gases
emitidos por el tráfico, las calefacciones, las industrias, humo de incendios,
etc.).
CALIDAD
DE LA ALIMENTACIÓN
Deberá
ser: natural, sin aditivos, conservantes ni colorantes. Sin plaguicidas,
acaricidas, insecticidas, fungicidas ni herbicidas. Sin metales pesados y sin
modificaciones genéticas.
CALIDAD
DEL AGUA
Para
beber, cocinar o para el aseo personal, pueden utilizarse filtros (ósmosis
inversa) y decloradores de ducha.
SUSTANCIAS
QUE SE APLICAN EN LA PIEL
Con
frecuencia llevan multitud de productos químicos sintéticos, derivados de
hidrocarburos, metales etcétera.
Se
utilizarán preferentemente en su lugar los aceites biológicos de primera prensa
en frío.
EVITACIÓN
DE TODO AGENTE O SITUACIÓN QUE PUEDA SUPONER UN RIESGO PARA LOS AFECTADOS
Actualmente
la evidencia científica disponible sobre la eficacia de los tratamientos
farmacológicos que se vienen utilizando o que están en estudio, no es
suficiente para aconsejar ninguno de ellos.
Es
fundamental tratar cualquier enfermedad asociada a la SQM: fibromialgia,
síndrome de fatiga crónica, síndrome seco de mucosas, colon irritable, etc.
para mejorar la calidad de vida.
La
escucha activa y la comprensión por parte de los profesionales sanitarios, es
fundamental para conseguir una buena relación médico-paciente y un correcto
afrontamiento de la enfermedad, proporcionando cuando sea preciso apoyo
psicológico y social.
LA
SQM NO TIENE UN ORIGEN PSICOLÓGICO NI PSIQUIÁTRICO, ES UNA ENFERMEDAD ORGÁNICA,
COMPLEJA Y MULTISISTÉMICA, cuyo desarrollo ha ido paralelo al de la industria
química que no cesa de colocar en el mercado productos ajenos a la naturaleza
(XENOBIÓTICOS), sintetizados en laboratorio y poco estudiados, cuyos efectos
son impredecibles tanto en las personas como en el medio ambiente.
Los
enfermos de SQM no deben ser enviados por sistema al psiquiatra ni tratados con
fármacos antidepresivos o ansiolíticos.
SON
ENFERMOS REALES, NO IMAGINARIOS y deben ser tratados como tales.
ES
IMPORTANTE RECORDAR QUE LOS SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS PUEDEN SER EXPRESIÓN DE LA
PROPIA EXPOSICIÓN, SECUNDARIOS AL MALESTAR Y AL MAL MANEJO DE LA ENFERMEDAD POR
EL PERSONAL MÉDICO O INCLUSO EXPRESIÓN DE COMORBILIDADES.
Por
eso antidepresivos y ansiolíticos, deberán pautarse sólo cuando estén indicados
y sean necesarios por la aparición de sintomatología afectiva que lo
justifique.
Una
vez diagnosticada la enfermedad, las Unidades de Salud Laboral y los Servicios
de Prevención de Riesgos Laborales, deberán implicarse adecuadamente para
adaptar el puesto de trabajo de la persona afectada y tomar las medidas
necesarias para evitar las exposiciones teniendo en cuenta que a partir de ese
momento, productos de uso habitual como perfumes o fragancias, productos de
limpieza, papel impreso, obras o mobiliario nuevo en el ambiente de trabajo
podrán desencadenar síntomas y agravar la SQM.
14. OTRAS COSAS QUE DEBÉIS SABER SOBRE LA SQM
Tenéis
una enfermedad crónica y persistente con la que debéis aprender a convivir.
En
vuestras vidas hay un antes, sin problemas y un después, con una serie de
limitaciones que es preciso conocer.
Pero
la vida no termina ahí. Es importante que quienes os rodean conozcan vuestra
enfermedad porque muchas de las exposiciones a las que os veréis sometidos
provendrán de ellos.
Es
aconsejable que informéis a vuestro entorno de que padecéis una SQM,
facilitándoles la comprensión de la enfermedad y ofreciéndoles alternativas al
uso de determinados productos químicos.
En
vuestro edificio, deberán saber que tenéis una SQM y tendrán que hacer la
limpieza de las zonas comunes con productos que no dañen vuestra salud, (agua,
vinagre, bicarbonato) y deberán avisaros cuando se vayan a realizar obras o
cualquier otra cosa que pueda suponer un riesgo para vosotros.
Pero
para que puedan hacerlo, será necesario que comuniquéis por escrito y con acuse
de recibo a la comunidad de propietarios y a la administración vuestra
enfermedad.
Recordad
que el derecho a la salud prevalece y que un buen vecino sabrá entenderlo,
porque la SQM no hace distinciones y mañana el afectado puede ser él.
Vuestros
familiares y amigos también deberán saber que para estar con vosotros no pueden
echarse colonia, perfume ni ningún otro producto que os haga daño.
No
temáis perder a vuestras "amistades" porque un auténtico amigo os va
a cuidar, se va a preocupar por vuestra salud y va a estar siempre ahí para
vosotros, el resto no son vuestros amigos y cuanto antes lo entendáis y os
alejéis de ellos mejor.
Si
tolerais metales como el oro o la plata, podéis llevar siempre con vosotros una
pequeña chapa de ALERTA MÉDICA en la que se indique claramente SENSIBILIDAD
QUÍMICA MÚLTIPLE (SQM). Será de gran ayuda para los profesionales sanitarios
que os atiendan en caso de urgencia si estáis inconscientes o no podéis hablar.
Vuestros
compañeros de trabajo también deben conocer la enfermedad y la empresa está
obligada por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales a adoptar las medidas
necesarias para protegeros.
Es
fundamental que aprendáis a luchar por vuestros derechos, no sois culpables de
vuestra enfermedad. No sois "raros", ni debéis sentiros como tales.
Sois
como los canarios que se utilizaban antiguamente en las minas para detectar el
grisu, cuando los veían enfermar, los mineros abandonaban la mina y
sobrevivían.
Cuando
vosotros enfermais, avisáis al mundo de que no puede seguir utilizando
productos químicos sin control porque su supervivencia está en peligro.
Al
igual que aquellos canarios sois los CENTINELAS DE LA VIDA y debéis
sentiros orgullosos por ello.
Tenéis
que aprender a cuidaros, a conocer vuestro cuerpo y los productos y situaciones
que le hacen daño, a modificar vuestros hábitos de vida, pero también debéis
enseñar a otros.
No
tengáis miedo a hablar de vuestra enfermedad, la información es fundamental
para prevenir la aparición de nuevos casos.
No
dudéis en darle el tríptico de la enfermedad a vuestros familiares, a vuestros
amigos, a vuestros compañeros de trabajo, a vuestros vecinos, incluso a
vuestros médicos.
Sin
miedo!!!!
RECORDAD
SIEMPRE QUE :
- VUESTRA ENFERMEDAD
ES REAL Y CADA VEZ MÁS FRECUENTE.
- SOIS LOS CENTINELAS
DE LA VIDA.
15. BIBLIOGRAFÍA
-Documento de Consenso Sensibilidad Química Múltiple
2011. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
-Sensibilidad Química y Ambiental Múltiple.
Sobrevivir en un entorno tóxico, Joaquím Fernández-Solá. Santiago Nogué (eds.)
2011.